In via del tutto eccezionale, per gli amici di
Intermón Oxfam, questo post è scritto in spagnolo.
Cuando hace casi 3 años, en Oriente Próximo y en los
países norteafricanos se empezó a propagar la primavera árabe, casi de
inmediato el debate se enfocó sobre el papel jugado por internet en esas
protestas. Con un mensaje de esperanza para aquellos que desean cambiar cosas
inmudables, las rebeliones se difundían rápidamente desde Túnez hasta Libia,
Egipto y Siria. Era el grito de dolor de mucha gente mezclado con el entusiasmo
de millones de jóvenes privados de cualquier futuro en su propio país. Ahora, que
internet y sobre todo las redes sociales hayan tenido un rol importante durante
la Revolución democrática árabe nadie lo puede negar.
Desde luego, los acontecimientos en los países
árabes han mostrado el poder de una entera generación para generar caídas de
gobiernos y cambios de regímenes a través el uso de las nuevas herramientas
informáticas. ¿Qué significa esto para los jóvenes del siglo XXI, jóvenes cuya
forma de pensar ya no tiene las peligrosas barreras del pasado? Estoy
convencido de que ya vamos por la justa dirección. Lo único que ahora le falta a
nuestra generación, después de una primera fase de experimentación con redes
sociales e internet, es el salto de calidad: la capacidad de transformar la comunicación
en la web en acción.
Foros de debate como la Social Good Summit, celebrada
en el Media Lab Prado de Madrid el 24 y 25 de septiembre, nos pueden ayudar a
entender como las redes sociales pueden convertirse en acciones para el cambio.
Como bien ha escrito Zinnia Quirós de Intermón Oxfam en El País “somos lageneración conectada y cambiaremos el mundo”. Me gustaría poder añadir que más
allá de la generación conectada somos también la generación del entusiasmo, y
la forma en la que funcionan las redes sociales lo demuestran todo. Es un
entusiasmo capaz de contagiar incluso a las viejas generaciones, si es verdad
que una de las sesiones más importantes de la Social Good Summit ha sido
inaugurada con las palabras de una madre a su hija: “hija, me vais a tener que
enseñar lo de internet porque tengo muchas cosas que decir”.
Estoy convencido que sin entusiasmo nunca se hubiese
llegado a las revueltas de Plaza Tahrir, ni siquiera el pensar en quitarle el
poder a jefes de estado considerados por muchos como intocables. Sin embargo, es
verdad que el entusiasmo que hay detrás de cada tweet y detrás de cada post por
el cambio es lo que necesitamos en una época tan llena de desigualdades como
esta.
AV